sábado, 27 de junio de 2020

Melancolia. Bucle del cielo

Melancolía. Bucle del cielo
Editorial Borde Perdido, 2017
Córdoba


el día que debía aproximarse
no lo hizo, la noche que debía retirarse
permaneció. La mecánica celeste
de las esferas, falló. No hay noticias
del evento, el científico y
el taxonomista desconocen los efectos
la composición de los elementos
la oscuridad sin medición
entre la araña y yo

caballos autómatas imitan
pinturas de William Blake, corren
por una meseta al abismo.
Es tierno mezclarlo todo
el agua con la tierra
el cielo con el infierno.
Una metáfora de la redención carnal
amorosa, pero sin culpas
ni cotillón bíblico




Texto de contratapa: Marcelo Díaz

 Como quería Henry David Thoreau algunas criaturas han sido hechas para ver en la oscuridad. Los cometas, los eclipses, cualquier astro y cualquier punto luminoso en la bóveda celeste sólo pueden ser percibidos mediante la atención de los astrónomos. En esta colección de poemas de Mariana Robles resuenan los nombres de Newton, Galileo y Kepler. La escritura nos propone un recorrido a través de un mapa de estrellas. El cometa Halley ya existía sobrevolando la atmosfera terrestre desde la antigua China antes que el astrónomo con ese nombre apareciera en nuestro planeta. Quién dice que del mismo modo la poesía no nos preexiste más allá de nuestra infancia en un estado anterior del habla.
Blanca Varela nos recuerda que el sol es un agujero en el corazón del cielo y que el ojo muchas veces mide como una araña su propio territorio.  ¿Cómo se agrupan los poemas de un libro? ¿De la misma manera en que lo hacen las estrellas al momento de formar constelaciones? ¿Mediante un único mapa compuesto por una línea de puntos imaginaria que une el universo de la lírica en un mismo cuadrante sólo percibible para las criaturas sensibles? ¿Y qué es lo que se repite en espiral alrededor de nuestras vidas mientras en el vacío circulan los planetas con una fuerza sentimental mayor que la misma gravedad?
La visión nocturna de ciertos insectos, como las arañas, es parecida a la de los poetas, no hay distinción entre la noche y el día así como no existen los restos diurnos sino más bien diferentes variaciones de la luz. Aproximadamente cada 75 años la cola incendiaria del cometa Halley cruza nuestros cielos y se hace visible para todos. Con suerte en una vida algunos de nosotros podemos llegar a verlo. Es un bucle del archivo celeste anillado también en nuestra mente que regresa para recordarnos quiénes somos en este mundo. Hay que estar dispuesto para reacomodar el reloj biológico y tener voluntad para creer que la llamarada detrás de la trayectoria de los cometas nos trae un mensaje de otra vida, casi un milagro resultado de una voz y de un movimiento ocular. Robles nos enseña que la escritura encierra siempre una posibilidad donde todo aquello que creíamos perdido regresa y que al futuro lo escribimos con la misma intensidad con la que pedimos un deseo cada vez que la llama de un meteoro desaparece en la tierra.



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