Editorial Borde Perdido, 2017
Córdoba
el día que debía aproximarse
no lo hizo, la noche que debía retirarse
permaneció. La mecánica celeste
de las esferas, falló. No hay noticias
del evento, el científico y
el taxonomista desconocen los efectos
la composición de los elementos
la oscuridad sin medición
entre la araña y yo
caballos autómatas imitan
pinturas de William Blake, corren
por una meseta al abismo.
Es tierno mezclarlo todo
el agua con la tierra
el cielo con el infierno.
Una metáfora de la redención carnal
amorosa, pero sin culpas
ni cotillón bíblico
Texto de contratapa: Marcelo Díaz
Como quería Henry David Thoreau algunas criaturas
han sido hechas para ver en la oscuridad. Los cometas, los eclipses, cualquier
astro y cualquier punto luminoso en la bóveda celeste sólo pueden ser percibidos
mediante la atención de los astrónomos. En esta colección de poemas de Mariana
Robles resuenan los nombres de Newton, Galileo y Kepler. La escritura nos
propone un recorrido a través de un mapa de estrellas. El cometa Halley ya
existía sobrevolando la atmosfera terrestre desde la antigua China antes que el
astrónomo con ese nombre apareciera en nuestro planeta. Quién dice que del
mismo modo la poesía no nos preexiste más allá de nuestra infancia en un estado
anterior del habla.
Blanca Varela nos
recuerda que el sol es un agujero en el corazón del cielo y que el ojo muchas
veces mide como una araña su propio territorio. ¿Cómo se agrupan
los poemas de un libro? ¿De la misma manera en que lo hacen las estrellas al
momento de formar constelaciones? ¿Mediante un único mapa compuesto por una
línea de puntos imaginaria que une el universo de la lírica en un mismo
cuadrante sólo percibible para las criaturas sensibles? ¿Y qué es lo que se
repite en espiral alrededor de nuestras vidas mientras en el vacío circulan los
planetas con una fuerza sentimental mayor que la misma gravedad?
La visión nocturna
de ciertos insectos, como las arañas, es parecida a la de los poetas, no hay
distinción entre la noche y el día así como no existen los restos diurnos sino
más bien diferentes variaciones de la luz. Aproximadamente cada 75 años la cola
incendiaria del cometa Halley cruza nuestros cielos y se hace visible para
todos. Con suerte en una vida algunos de nosotros podemos llegar a verlo. Es un
bucle del archivo celeste anillado también en nuestra mente que regresa para
recordarnos quiénes somos en este mundo. Hay que estar dispuesto para
reacomodar el reloj biológico y tener voluntad para creer que la llamarada detrás
de la trayectoria de los cometas nos trae un mensaje de otra vida, casi un
milagro resultado de una voz y de un movimiento ocular. Robles nos enseña que
la escritura encierra siempre una posibilidad donde todo aquello que creíamos
perdido regresa y que al futuro lo escribimos con la misma intensidad con la
que pedimos un deseo cada vez que la llama de un meteoro desaparece en la
tierra.
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