domingo, 28 de junio de 2020

El Nacimiento de lo extraño

El nacimiento de lo extraño
Editorial Cartografías, 2019
Río Cuarto
Beca de Creación - Fondo Nacional de las Artes

cegados por cenizas
los niños
atienden un pétalo
que arde.
Un infinito
donde sólo hay
más infinito

sus manos abiertas
proyectan una imagen luminosa
como en un cine y grandes nubes grises
se acomodan alrededor nuestro;
miramos el film mudo
donde una mujer
camina toda la noche
y dos ángeles de estupor
la acompañan y sostienen














Texto de contratapa: Gabriela Milone

En la oscuridad, alguien camina. Y lo hace no por solaz, no por necesidad, no por entrenamiento. Lo hace por una urgencia sagrada. Por un llamado sin voz.  Por una premura desconocida. Un cuerpo que no resiste, camina, (se) brota, como los despuntes de un damasco observado en la blancura incomprensible de una noche. Brota un cuerpo y hablan las lenguas de flores parlantes. La que escucha, la que ve, es una niña que registra trazos de esa extrañeza, que asiste a su nacimiento. Lo extraño así nace en forma de constelaciones de piedra, de geografías perdidas, de lenguas en racimos como flores sin destino. No se ve un paisaje, sino un film mudo, con fondo de montañas, cuyos protagonistas son una mujer que camina toda una noche, un hombre que observa un damasco, una niña que sospecha. Nadie sabe lo que puede el cuerpo de una madre. Y nadie nunca sabrá tampoco lo que puede la voz de la hija escriba. Que hablen las lenguas de las flores blancas: sus palabras nunca buscarán la exactitud del registro, sino que abrirán paso a los signos de una noche. Una ruta a oscuras, un cuerpo brotando fuera de sí, un cielo tejido de estrellas, una pregunta hecha de imágenes de flores y vírgenes y lechuzas y sangre. Nace lo extraño aquí, en esta escritura, con la sutileza de una voz única. Sus hilos tensan las filiaciones y afinan la trama de un abismo tan ajeno, tan propio. La voz no parece quebrarse ante el recuerdo doliente de la ausencia, en la noche, de la madre que nadie sabe cómo ha huido de su cuerpo en su cuerpo, poniéndolo a andar inusitadamente. Lo extraño nace y se hace letra que punza en una palabra, trazo que raya en un dibujo. Y así, busca templar la voz en la indagación oscura y espectral, pero no para volverse reclamo a una madre fugaz y peregrina por una noche, sino para abrirse a una singular dramaturgia de hija que aloja lo extraño como un tesoro de nombres perdidos.  

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