Editorial Nudista, 2015
Córdoba
Cabeza Infantil
La figura infantil y el fondo
se confunden en la intensa
mata de pelo. Cada diagonal
de esa trama dirige su
mirada; algo observa
fuera del cuadro que
lo mantiene concentrado.
El grafito negro fue fijado
con emulsión y la hoja
enmarcad con vidrio.
La mano del niño, separada
de su protagónica cabeza,
se mueve obviando el artilugio
de los métodos de conservación.
Jean, hijo del artista
Antes de la época de la imagen,
la velocidad comprimió la pintura
en carne. Jean Bordador nocturno
se sorprende en la honda y anacrónica
mirada de su padre, pintor.
Baudelaire creyó que la fotografóa
suplantaría a la pintura de retrato,
no advirtió que las visiones de
pintor volverían sobre sus propios
pasos imprimiendo un cuerpo
a cada imagen amada.
texto de contratapa (completo): Oscar del Barco
renoir
bajo
el ritmo hay un tono, una mansedumbre…
historias
que no son historia sucesos mínimos recogidos en una suerte de respiración, lo
que podría llamarse tal vez una atmósfera
es
difícil crear una atmósfera porque se trata del espacio entre las cosas o los
sucesos, pienso en Renoir y mucho antes en velázquez o rembrand, pintar niños
sin niños, o la mirada sin objetos o el acto sublime de escuchar… eso es una
suerte de milagro
en
ese milagro es donde se manifiesta la poesía de mariana robles… cómo decirlo,
cómo hablar precisamente de ese espacio donde se manifiestan las cosas que han
dejado de ser cosas, en esa aura vacía que sostiene lo ausente?
cómo
no interpretar, cómo hacer para no interpretar, cómo hacer para que las imágenes
o las palabras no remitan a otra cosa? la interpretación es la ilusión de que
existe allí, en el cuadro o el poema, algo que uno puede captar dándole un
sentido precisamente a lo que no tiene un sentido, el solo decir es ya un
alejamiento: de lo que trata el poema es de volver al no decir, digamos, a la
sorpresa de la pérdida… que se llama poesía
no
hay cosas, más bien hay el retiro o la disolución de las cosas, de los cuerpos,
de las fechas, y entonces de la aparición… de apariciones… un brotar de algo
así como un sueño… me animaría a sumar otros nombres: balthus… las atmóferas…
los niños… o la pintura de ese inconcebible vermeer, donde una taza es un puro
azul sin taza…algo así como si fuera para siempre
hay
algo de inusitado en esbozos, perfiles, manchas, colores… es como si de pronto
el relato, un relato que no relata nada, se abismara… hay que detenerse en los
últimos versos del poema, de los poemas… al azar: el amor nos arrojó a la caza de un espectro que la carne soberbia ya
olvidó… en un jardín desordenado y rasgado que Renoir pintó para su
inmortalidad… el impresionismo fue para Renoir la visión sin artilugios, el
despliegue del viento que algo trae, aunque no se sepa muy bien qué…
hay
que leer el origen del arte, allí la
infancia no es un recuerdo, clama y
devora el pensamiento… habita la mente como una enredadera… ¡la infancia!
Bonino le enseñaba música a los niños, porque la alegría es un ritmo, el quejido brusco de las letras… En el canto volándose… en la tierra seca que
siempre canta…
todo
conteniéndose y derramándose en una suerte de tristeza constante, cálida hasta
el borde del llanto… pero ausentándose para no herir, diría una tristeza sin
melancolía, una tristeza (contemplación
de lo que se ha extinguido) recatada, propia, o -sin exagerar- inmaculada… mira piadosamente a Renoir, que ebrio, muy ebrió, se desliza fuera, en la
noche…
el efecto escalofriante de la belleza
en el retrato inanimado… la historia del arte rescató las obras y a Renoir pero
nadie advirtió la mortal expresión de sus manos, el motivo singular de toda
pintura…
todo
así… las palabras extinguiéndose y renaciendo, calmas, tan calmas que se
aproximan vacilantes a la angustia, o mejor dicho al momento anterior a la
angustia, ese instante inaprensible done las palabras dicen aquí estoy… o soy un poema…
se
ha llorado tanto que ahora mejor contemplemos
esto que se va, que ya se ha ido para siempre dejando la simple (¿simple?)
estela de un pájaro en el cielo, de una gota de lluvia en la tierra seca… más,
mis palabras quieren sólo señalar, hay más, mucho más…
ritmo
– tono – mansedumbre… palabras, y detrás, o mejor dicho en las palabras, como
palabras, el silencio, una gracia, la comunión con el vacío, el llegar de nada…
el milagro de lo que aparece y se brinda y es
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